24/1/13

Ciclo de conferencias de invierno: Naturaleza y cultura japonesa

Ayer por la tarde, comenzó la primera de las cuatro conferencias que la Fundación Japón ha organizado para este invierno, todas relacionadas con el mismo tema: Naturaleza y cultura japonesa, cada una desde distintos puntos de vista.
Hokusai, Pradera de Goten-Yama, Shinagawa en Tokaido (ca. 1832). Tokaido era la más
importante de las Cinco Rutas del Período Edo, conectando Edo (actual Tokio) con Kioto
Estas conferencias son de entrada libre hasta completar el aforo, y podéis ir a verlas en la Fundación Japón (c/ Almagro, 5, 4ª planta, aunque las conferencias tienen lugar en la planta baja). Tenéis información de la conferencia de ayer y las tres que quedan aquí.

La primera de las cuatro conferencias se titulaba La belleza de la naturaleza y el arte japonés, realizada por la profesora Elena Barlés. Fue una conferencia a la que tuve la suerte de asistir (y de coger algunos apuntes, que ya subiré cuando acabe los exámenes), pues consiguió transmitir ese espíritu místico que tienen los japoneses con su entorno natural, mucho más allá de la concepción occidental, pues según el sintoísmo en cada elemento de la naturaleza reside un kami o espíritu sagrado, al que es muy conveniente tener de nuestro lado. Es así una relación muy especial de armonía y meditación con los espíritus del bosque, y que se refleja en la cultura japonesa de todas las formas posibles, y el arte no será una excepción. Formas, materiales, ritos, construcciones arquitectónicas, composiciones pictóricas... La belleza de la naturaleza y de los espíritus que la habitan, referencia a una cultura que tiene el animismo muy presente incluso con la tecnología de hoy en día, puede apreciarse en todos los aspectos de esta cultura. Ver Japón es ver el culto a la naturaleza.
En referencia a todo esto, he de confesar que durante la conferencia tuve muy a menudo en la cabeza imágenes de La Princesa Mononoke, de Miyazaki, tanto por el mensaje global de la película (luchas internas de los propios japoneses, entre la tradición animista del culto y el respeto a la naturaleza, que no busca utilizarla sino adaptarse a ella, y aquellos que buscan "civilizar" la región industrializándolo todo a costa de no respetar los recursos naturales) como por esos pequeños personajes tan entrañables y característicos de esta película: los kodama o pequeños espíritus del bosque que habitan en él, cuidándolo. Os dejo aquí una pequeña secuencia (en inglés, pero no tiene apenas diálogo) de esta película, totalmente ilustrativa de todo este pensamiento a favor de la naturaleza.


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