12/7/14

Japón Día 12 - Ikebukuro, Shinjuku y Torre de Tokio

¡A CANTAR!
En el día de hoy tenemos un poco de todo, pasando hasta por tres barrios diferentes.

Comenzamos el viaje haciendo algo de lo que teníamos muchísimas ganas: probar el karaoke (ya lo vimos al final del Día 6). El que nosotros probamos estaba en Ikebukuro, porque nos pillaba mejor, pero hay cientos y cientos de grandes carteles que ponen カラオケ ("karaoke" en katakana) donde poder probarlo, y si os acercáis a zonas como Shinjuku o Akihabara más aún.

El que hay en Ikebukuro está cerca de Otome Road (más información sobre esta calle en el Día 6), y es un edificio llamado Sports Entertainment Round1, inconfundible por tener un gran bolo en lo alto.

Este era un edificio de 10 plantas con karaoke en las dos superiores, además de bolera, dardos, juegos de grúa, pachinkos y recreativas de todo tipo, repartidas por todas las plantas. Estos "centros del juego" son muy comunes en Japón, y en cuanto a los karaokes, no es extraño encontrar salas temáticas. En nuestro caso, tuvimos suerte y pudimos probar la de Evangelion (afortunadamente para nosotros, mientras estuvimos en Japón uno de los animes de moda era la película de Evangelion 3.33, debido a que acababa de ser estrenada en Blu-Ray, aunque es muy posible que en unos meses todas las cosas de Evangelion dejen paso a otro anime que esté más de moda).

¿CÓMO FUNCIONA UN KARAOKE?
Lo primero es hacer cola para pedir una sala (los japoneses adoran formar colas para todo, no se os ocurra colaros), y es posible que toque esperar a que una sala en concreto se vacíe.

Los precios son variables, en función de la hora del día a la que vayáis (entre 150 y 300 yenes por media hora, aunque es posible pedir tiempo libre y estar allí todo el tiempo que se quiera). Os dejo aquí una tabla con los precios que tenía el lugar al que fuimos:
La tabla de la izquierda es la de los precios por media hora, y la de la derecha por tiempo libre
[NOTA: Cuando estéis en algún lugar que os cobra por tiempo, sea un karaoke, un neko café o lo que sea, tened cuidado. Aunque a la hora de reservar hayáis dicho cuánto tiempo concreto queréis, los japoneses NO avisan de ninguna forma cuando llevéis el tiempo acordado, tenéis que saberlo vosotros. Por esa razón el dinero se paga al final, cuando os vayáis, y entonces os calcularán lo que corresponda.]

Posiblemente, el tema más difícil en estos karaokes es arreglársela con la pantalla. Y no, no me refiero a la pantalla del televisor donde se ve la canción, sino a otra más pequeña, portátil, que sirve para seleccionar la canción. Cuando hayáis acordado con el dependiente una sala y el tiempo, os dará una cesta de metal con un micrófono para cada uno de los que estéis, y esta pantalla portátil, donde debéis pulsar un botón u otro en función de si queréis buscar por artista o por canción. Si no sabéis bien japonés, como era nuestro caso, es posible que no sepáis bien cuál de todos los botones que hay debéis presionar, aunque a veces es posible elegir la maravillosa posibilidad de cambiar el idioma de los botones a inglés.

Llegados a este punto, creo que toca responder la pregunta que quizá muchos de vosotros os estéis haciendo: ¿hay canciones en español? Sí, las hay, aunque la variedad del surtido depende de a qué karaoke vayas. Aún y así, estas canciones parecen haber sido traducidas al spanglish, así que no os extrañéis...es la versión que tienen. Por nuestra parte, hicimos como todo buen turista que viaja al extranjero: cantar aquellas canciones "de tu tierra" que por regla general jamás cantarías estando en España: Macarena (Los del Río), Marinero de Luces (Isabel Pantoja), Aserejé (las Ketchup)...
No sólo cantamos canciones en español... A ver quién adivina cuál es esta sin mirarlo en Google (a la mujer del vídeo ni caso, que no tiene nada que ver y despista)

Aparte de lo que es el hecho de cantar canciones propiamente dicho, cada sala incorpora otros elementos para hacer la experiencia más amena. Tenéis instrumentos como maracas o panderetas, una carta de menú para elegir lo que queráis de comer y beber, con o sin alcohol (eso sí, con tu entrada se te permitía rellenar un vaso de granizado gratis tantas veces como quisieras) e incluso un sillón de masaje, donde aquel que no estuviera cantando podía esperar relajado (este sillón no estaba en todas las salas, pero la siguiente vez que volvimos conseguimos una sala con uno...y merece la pena). Entre la comida y bebida, la relajación en el sillón de masaje, los buenos ratos cantando o tocando la pandereta y el hecho de que a la sala se entra sin zapatos daba una atmósfera de comfort verdaderamente recomendable. Ya no es sólo el hecho de que te lo pases realmente bien, es que te sientes como en casa. Cuando te das cuenta, el tiempo ha pasado volando, y realmente no te quieres ir...

Y SIN SALIR DEL EDIFICIO...¡PRUEBO EL PACHINKO!
Cuando acabamos y, muy a nuestro pesar, salimos del karaoke, nos dieron unos tickets regalo para canjearlos por partidas al UFO (las máquinas de grúa) y otros videouegos. Era muy curioso darle el ticket a uno de los empleados de la planta donde estaban los UFO para saber lo que era y que él, sin aclarar nada, pero con una gran sonrisa, te pida que le acompañes... Lo entendimos cuando más tarde nos señaló el UFO para indicar que teníamos una partida gratis. Lo intentamos, pero no hubo suerte.

De manera que decidimos canjear el otro ticket que nos quedaba, y nos indicaron que era en una planta más arriba. [CONSEJO IMPORTANTE: si necesitáis ayuda, preguntadles. Son muy serviciales, y aunque muchos no entienden nada de inglés, dominan a la perfección el universal sistema de signos, y se hacen entender muy bien con sus gestos. Si aquí existe el dicho de "preguntando se llega a Roma", podríamos adaptarlo a la cultura nipona como "preguntando te llevan a Roma". No es que te indiquen el camino que hayas preguntado, es que te acompañan guiándote hasta haberte ayudado todo lo posible].

Volviendo a donde estábamos, cada ticket nos lo canjearon por 10 monedas válidas para jugar allí (teníamos dos), como monedas de casino, con la salvedad de que las que usan los japoneses NO se pueden canjear por dinero. Podías usarlas para apostar en carreras de caballos virtuales, jugar en pinballs, tragaperras...
Aquí fue donde me llevé una sorpresa negativa de la cultura nipona: escojas el juego que escojas para gastarte unas monedas por las que (si no tienes ticket regalo) has pagado, el único premio que puedes obtener son más de esas monedas, no canjeables por dinero ni por premios. Dicho de otro modo, aquí no es como en los casinos, donde se juega para conseguir dinero, o en los UFOs o gachapones, donde se intenta conseguir algún premio de la índole que sea. Aquí se trata del juego por el juego, y cuanto más alargues tu estancia entre tragaperras, mejor. Si a eso le añadimos el hecho de que estos lugares abren ininterrumpidamente y no tienen ventanas, sólo un gran número de luces que brillan igual a todas horas (por lo que es imposible saber si es día o de noche si no se sale al exterior), tenemos como resultado unos centros integrales del juego, donde abunda la ludopatía. Te puedes encontrar el mismo ambiente a las 10 de la mañana, a las 8 de la tarde o de madrugada. Creo que la siguiente imagen, que encontramos de casualidad en nuestro mismo barrio, refleja bastante bien esa idea de la ludopatía japonesa.

Con todo, había un juego que debía probar. El pachinko. No es que me atrajese especialmente, pero teniendo en cuenta la fiebre que hay en Japón con este juego (prueba de ello son todas las entradas sobre el viaje donde se ha mencionado la existencia de "pachinkos") me apetecía probar qué tal era y cómo se jugaba, y además el pachinko era temático de Evangelion.

Resultado de mi partida (100 yenes, 200 bolas): no me enteré de nada, y eso que me parecía que la partida no acababa nunca. El pachinko es una especie de híbrido entre pinball y tragaperras, donde se debe estar con una mano pulsando de vez en cuando para que parase el tragaperras o se pusiese en marcha, y girando una manivela con la otra para abrir o cerrar compuertas y evitar que pasasen las bolitas o facilitarles el paso, en función de lo deseado. A su vez, en una pantalla podían verse escenas de la serie, luces por todos sitios e incluso a veces (creo que cuando se conseguían muchos puntos) salía una cabeza del EVA 01, rugía y volvía a la máquina.

En mi opinión, es un juego agobiante y un tanto extraño, no entiendo cómo tiene tanto éxito en el país de las grandes tecnologías un juego que es resultado de unir pinball, tragaperras y luces con efectos por doquier.

NEKO CAFÉ, LA TORRE DE TOKIO Y EL PARQUE SHIBA
Después de esto, comimos por Shinjuku, y acto seguido fuimos al Neko Café que ya habíamos visto el Día 3. Normalmente, al acabar tu estancia te dan un ticket de bebida gratis para cuando vuelvas. De esta forma se aseguran de captar clientes, y los gatos hacen el resto. Las bebidas estaban deliciosas, y ya aprovechamos para comprar un mini-táper de comida para gatos (creo que valía unos 300 yenes). Si vais a un Neko Café, es recomendable probar a comprar comida. Incluso los gatos más ariscos que haya por la sala (aunque ninguno ataca, podéis encontrar varios que se arquean increíblemente para evitar que los acariciéis) se volverán como locos, y nada más abrir la tapa es posible que ya tengáis a cinco gatos rodeándoos.
Jamás entenderé cómo los gatos pueden estar cómodos ahí dentro...

Después de esto, nos sobraba tiempo, y decidimos ir a ver la famosa Torre de Tokio, cuyo diseño está basado en la Torre Eiffel, aunque mide 8 metros más. Yo creí que estaba en Roppongi, así que nos encaminamos allí. Error, pero no estaba lejos (unos 20 minutos andando) y se veía desde Roppongi. De todos modos, si queréis ir a ver la torre, tenéis varias paradas de metro: Akabanebashi (línea Oedo, a 5 min. de la torre), Onarimon (línea Toei Mita, a 6 min.), Kamiyacho (línea Hibiya, a 7 min.)... Tenéis toda la información en su web (japonés).
Homer en lo alto de la Torre de Tokio
Como digo, nosotros fuimos desde Roppongi, así que de paso aprovechamos para ver el barrio de noche (serían las 8-9 de la tarde como mucho, pero ya había oscurecido). La verdad es que es bastante soso, aunque bueno, digo lo mismo que con Shibuya, a mí no me atraía (más que nada porque tenía mucha pinta de ser un barrio de "gente bien") pero a otra gente con otros gustos puede que sí.

Finalmente, llegamos a la Torre de Tokio, recomendable verla por la fama que se ha granjeado (reflejo de ello es la cantidad de animes en los que aparece aunque sea de fondo), pero pasa lo mismo que con la Tokyo Skytree: aquí te cobran 900 yenes por subir al observatorio principal, y otros 700 para ir más arriba, y teniendo las Torres del Gobierno en Shinjuku que son gratis, pues no nos merecía la pena. Os dejo aquí la tabla de precios de la Torre de Tokio (inglés).

Por último, destaca el Parque Shiba (o Shiba-koen), que está pegado a la Torre de Tokio. Como dije, llegamos aquí de noche, y merecía la pena por ver la torre iluminada, pero tengo pendiente volver alguna vez a plena luz del día principalmente para poder ver el parque, pues aunque está siempre abierto, no tiene ni una luz. Por tanto, aunque tiene pinta de ser bastante bonito, con algunos altares o el templo Zōjō-ji, no pude ver nada, y las fotos que tengo del lugar son bastante oscuras. De manera que, ¡a volver a casa! ¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Creo, solo creo,q evangelion no pasara de moda en japon xD tal vez si la 3.0 / peli de turno, pero evang en general esta demasiado vinculado a la cultura visual japonesa desde hace 20 añazos xD

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