6/9/15

Japón Día 22 - Nara

MALDITO FUJI...
Si sois asiduos del blog (y si no, deberíais ¬¬), habréis notado que falta un día en las crónicas del viaje. Me explico. Ayer teníamos distintas alternativas para pasar el día (el poblado de Shirakawa-go, Evangelion World en FujiQ Highland...), pero después de descartar estas opciones por cuestiones de tiempo y dinero, decidimos acercarnos con el JR todo lo posible al Monte Fuji para tratar de verlo de cerca. La estación más próxima es Shin-Fuji, en la línea del Tokaido. Durante el viaje (desde Tokio una hora, porque hay que coger el Kodama, el tren que para en todas las estaciones), vimos que el cielo estaba despejado, así que se podría ver bien el Fuji...o eso creímos. Error.
Al llegar a Shin-Fuji, el único cúmulo de nubarrones negros estaba cubriendo por completo al Fuji, mientras que el resto del cielo estaba despejado. Ya es mala suerte.
Si hacéis un acto de fe, detrás de las nubes estaría el Fuji
Este dibujo es lo más cerca que estuvimos de verlo...

Así que, para consolarnos, nos fuimos a dar una vuelta por Ikebukuro y a comernos un buen plato de teppanyaki, por unos 5 € al cambio (plato que acompañaban con otros dos de arroz blanco, así que se salía bien lleno).

AL PARQUE DE NARA
De modo que, volviendo al día de hoy, para ir a Nara con el JR Pass, la opción más aconsejable es ir hasta Kioto con la línea Tokaido, y desde ahí coger el JR Nara Line hasta la última parada, Nara (existe también la opción de ir con Kintetsu Railways, aunque no lo cubre el JR Pass). Hay varias opciones para ver en Nara. Teniendo tiempo se puede ir al Horyuji (la estructura de madera más antigua del mundo) o a Asuka, la primera capital de Japón, antes del traslado a Nara. Para los que no tengan nada más que un día libre, como fue nuestro caso, la opción más aconsejable es el Parque de Nara, con varios templos y ciervos salvajes.
¡Pero atención con los ciervos! Al igual que los de Miyajima, son muy mansos y acostumbrados a los turistas, pero si os acercáis a ellos, que sea sin nada en los bolsillos, y menos aún comida. En mi caso uno de ellos metió el hocico en uno de los bolsillos de mi abrigo y sacó un paquete de pañuelos que gracias a una amable señora, pude recuperar. Dicho esto, no pasa nada con los ciervos, y no creo que vayáis a tener problema alguno, pero no viene mal que vayáis con cuidado.

Para ir al Parque de Nara desde la estación, se puede ir tanto en bus como andando (unos 45 min.). Para ir en bus, nada más salir de la estación tenéis que buscar un autobús amarillo que recorre una línea circular pasando por distintos puntos del parque.
Mapa con las líneas de autobús de Nara. He recortado la imagen, pero por si os interesa, la línea naranja hacia abajo lleva al Horyuji.
Mapa con la situación de las paradas de autobús en ambas estaciones.

TODAIJI
Posiblemente, el templo más emblemático del parque, y una de las visitas más recomendadas de Nara, es el Todaiji, en la parada de autobús Daibutsuden. Al bajar de la parada hay un mapa que os indica el camino perfectamente, y en unos 5 minutos andando se llega.
Mapa de Nara y el parque, que os he modificado para eliminar algunos sitios menos importantes. A la izquierda tenéis la estación de Nara, y a la derecha marcada con una flecha la estación de Daibutsuden.
Parada Daibutsuden con el mapa

Construido en el 752 como la cabeza de todos los templos provinciales budistas de Japón, creció con tanta rapidez que la capital se trasladó de Nara a Nagaoka en el 784 como un intento de bajar la influencia del templo sobre el gobierno.
Daibutsuden

El Todaiji es un conjunto de varios templos, siendo el principal el Daibutsuden (de ahí el nombre de la parada) o Sala del Gran Buda, llamada así por el Buda de 15 m que se encuentra en su interior y que representa a Vairocana flanqueado por dos Bodhisattvas. El Daibutsuden es el edificio de madera más grande del mundo, y eso que lo que actualmente se ve es una reconstrucción de 1692 cuyo tamaño es 2/3 del original.
El Gran Buda en el interior del Daibutsuden
Uno de los Bodhisattvas que flanquea al Gran Buda

La entrada al Daibutsuden son 500 yenes (el resto del Todaiji es gratis), y en la entrada podréis encontrar una estatua a tamaño natural de Píndola (en Japón conocido como Binzuru), uno de los arhats o acólitos de Buda que ha alcanzado la iluminación, y que, según la tradición, si le frotas una parte del cuerpo y posteriormente frotas la misma parte de tu cuerpo, el dolor que tuvieras ahí desaparecerá...y oye, a mí me funcionó.
Binzuru ataviado adecuadamente para el día de lluvia que tuvimos

Dentro, aparte del Buda, hay un pequeño gong que se puede probar, maquetas del templo, una gran mano (posible reemplazo del Daibutsuden), otras esculturas igualmente impresionantes, y una columna con un pequeño agujero y una tradición: quien cruce el agujero de lado a lado sin ayuda, alcanzará la Iluminación. Y así es fácil ver a varios turistas intentando pasar, algunos de ellos atascándose en el intento.
Maqueta del templo
Tenemos casi la misma mano...
Albitxu alcanzando la Iluminación

Fuera del Salón del Gran Buda, pero sin salir del Todaiji, está también, subiendo una escalinata (y esquivando ciervos salvajes) el Nigatsudo, un edificio más pequeño, pero cuyo balcón podéis recorrer gratis, y ver el conjunto de templos desde arriba.

Justo aquí se celebra el Omizutori, un ritual de purificación y extracción del agua realizado todos los años. Para ello, a las 19.00, cuando ha caído ya el sol, bajan a los turistas al patio, y por el balcón llevan grandes antorchas, dibujando amplios círculos con el fuego. Se cree que si una persona es alcanzada por las chispas del fuego, estará protegida de todos los males. Aunque dura del 1 al 14 de marzo, la mayor ceremonia se desarrolla el día 12. Al día siguiente, en un ritual acompañado de música tradicional, se extrae el agua del pozo que hay frente al templo, y que sólo emana de él en este específico día. Los monjes ofrecen este agua primero a las deidades budistas, al Bodhisattva Kannon, y finalmente al público. Se cree que este agua, una vez bendecida, puede curar enfermedades.

Lamentablemente, no pude asistir por problemas de horarios, pues teniendo en cuenta que el tren Nara-Kioto dura más de una hora, el Shinkansen otras tres hasta Shinagawa y finalmente otra media hora hasta llegar a Ikebukuro, que era aproximadamente donde nos alojábamos, no nos hubiera dado tiempo a volver, pues a partir de las 00.30 no hay ningún tipo de transporte público hasta las 5.30. Trenes, buses, Shinkansen, metro... Todo se paraliza, a excepción de los taxis, que no son precisamente baratos, y menos en tarifa nocturna.
Este es el Omizutori que nos perdimos

Finalmente, dentro del Todaiji también podréis encontrar una stambha, columna cósmica repleta de simbología budista, una columna dorada en espiral o un torii en una pequeña isla. En general, es más que posible que sólo con el Todaiji, con el conjunto de sus templos, con el Gran Buda y la columna cuyo agujero conduce a la iluminación, con la naturaleza que rodea todo el lugar y con los ciervos salvajes, echéis la mayoría del día.
Stambha del Todaiji. Los leones hacen referencia al clan de
los Sakya ("leones"), al que pertenecía Buda. Cada uno de
los leones se apoya sobre una flor de loto (padma), que en
el simbolismo budista refleja la pureza del cuerpo y el alma.
Este friso alterna las flores de loto con elefantes, animales
de gran importancia en la simbología budista por su fortaleza mental.


KOFUKUJI
Otro importante conjunto de este parque y nuestra última visita del día. También está el Kasuga Taisha, aunque ese no tuvimos tiempo de verlo. El Kofukuji es un templo budista fundado por la primera esposa del Gobernador Tenji, y construido originalmente en Kioto en el 669, aunque se trasladaría en dos ocasiones hasta acabar en su emplazamiento original en el 710. Consta de varios edificios, como el Tokondo, la pagoda de cinco pisos o el Nan'endo, y era el templo familiar de los Fujiwara, el clan más poderoso durante gran parte de los periodos Nara y Heian, estableciendo un régimen político en el que serían los asistentes directos del Emperador de Japón durante casi cuatro siglos.
La pagoda de cinco pisos
Tokondo, con la pagoda de cinco pisos detrás
Nan'endo

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