16/3/14

Japón Día 3 - Shinjuku: Tokio desde arriba, Museo Ghibli, Kabukicho, neones nipones, templos y gatos

Todo buen día comienza con un buen desayuno, y aquí aprovechamos para probar cosas nuevas: pan de melón (que no sabe a melón, pero es un bollo muy rico) y mochi (bollo hecho con pasta de arroz, tremendamente típico de Japón, en este caso relleno de pasta de judía roja, también muy típica, y que es lo que realmente lleva el dorayaki que aparece siempre en Doraemon, no es chocolate).

LA ESTACIÓN DE SHINJUKU
Primero de todo, tuvimos que volver a Shinjuku, a la oficina de Sakura House, para hacer unos trámites. Desde Ikebukuro a Shinjuku apenas hay 5 minutos cogiendo la JR Yamanote, y el trayecto, si no recuerdo mal, son 160 yenes.
Shinjuku es, con sus múltiples accesos y comunicaciones entre metros y JR (Wikipedia menciona concretamente 36 andenes, una galería subterránea y más de 200 salidas), el centro de transporte más activo del mundo, lo que implica ser la estación más transitada que vais a ver. Gente entrando y saliendo sin parar de todos los accesos, por lo que hay gente a la que le puede resultar agobiante. Sin embargo hay que asumirlo e ir en la dirección que queramos sin amedrentarnos, a riesgo de acabar como el pobre Mufasa.
Bromas aparte, os hago una advertencia más con respecto a esto: normalmente (aunque podéis ver estaciones donde da igual) se sube y se baja las escaleras por la izquierda, no por la derecha. Al revés os coméis la marabunta de frente.


TOKIO DESDE LAS ALTURAS
Tras finalizar los trámites con Sakura House, quise ir a probar el pachinko del que os hablé los otros días, pero pedían 1.000 yenes por una partida con muchísimas bolas, y aparte del dinero no tenía demasiado tiempo, así que no jugué (aún, habrá un día que sí lo probaré).
De manera que vamos a uno de los observatorios más conocidos para ver Tokio desde arriba (y desde mi opinión, el más recomendado): las Torres del Gobierno Metropolitano. Pero antes de continuar, me gustaría aclarar una división entre Shinjuku este y Shinjuku oeste.

Shinjuku este destaca por Shinjuku Gyoen (el parque de Shinjuku, que no pudimos llegar a ver) y Kabukicho, el barrio rojo de Tokio, lleno de luz y comercios de todo tipo. En contraposición, la zona oeste no tiene tanto comercio y es más bien el área de negocios.
Si vais a esta última zona, preparad bien el cuello, porque la mayoría de edificios son rascacielos. Uno de ellos es precisamente el edificio de las dos torres al que vamos ahora. Para llegar, como es obvio, no tendréis problema.
¿Os acordáis de estos edificios? Bien, como os dije en el Día 1, son visibles perfectamente desde la salida oeste. Ahora lo que tenéis que hacer es simplemente cruzarlos por donde os sea más cómodo, y por detrás podréis ver ya las torres. Lo bueno de buscar un rascacielos es que no tiene pérdida.
Este es el Edificio del Gobierno Metropolitano
Una vez que os hayáis acercado lo suficiente al edificio, comenzaréis a ver carteles señalando los dos observatorios que tiene el edificio (el norte y el sur). Ambos son gratuitos, y aunque tienen diferentes horarios algo raros (a veces abre uno y cierra el otro, no sé muy bien cuándo), si vais antes de las 23.00 podéis pillar alguno de los dos abiertos.
El ascensor os llevará en un minuto a la planta 45, hasta los 202 metros de altura (muy posiblemente notaréis algo de presión en los oídos por subir tanto y tan rápido). Ningún otro observatorio de Tokio os va a llevar más arriba por el mismo precio (gratis). Allí arriba, aparte de una tienda de souvenirs, tendréis oportunidad de mirar por cada una de las ventanas, ver la leyenda abajo donde señala en el mapa algunos de los edificios más emblemáticos (y el Fuji, que se ve a lo lejos si tienes mucha suerte y está muy despejado) y estar el tiempo que queráis, pues no hay límite. Subes cuando quieras y bajas cuando quieras, que siempre habrá un empleado en el ascensor esperándote con una sonrisa y una reverencia. Sin más, os dejo algunas de las fotos que pude echar allí.

RESERVANDO PARA EL MUSEO GHIBLI
Paso necesario para todos los fanáticos de este estudio de animación. No entraré a comentar ahora nada del estudio ni del museo, pues tendrá su respectiva crónica en el día correspondiente. En el Día 0, ya comentamos que la manera más económica de sacar un billete para este museo era hacerlo desde Japón, y ahora, habiendo hecho la reserva, me reafirmo en lo dicho.
Además, hacerlo de esta manera no sólo es más barato, sino también bastante sencillo. Lo primero que tenéis que hacer es buscar uno de las múltiples tiendas LAWSON que hay en Tokio. No os costará, hay a porrillo, de hecho tenéis una en Shinjuku, muy cerca de la oficina de Sakura House y en la acera de enfrente. Dentro de la tienda hay que buscar una máquina Loppi y seguir los siguientes pasos (os los pego de la web y lo traduzco para que sea más ilustrativo):

1. Toca el botón de "GHIBLI MUSEUM, MITAKA" [el verde]
2. Selecciona el mes que deseas visitar. En cada uno de esos grandes recuadros blancos hay una línea superior, y al final de ella, entre paréntesis, un número del 1 al 12 con el kanji 月 (mes).
3. Selecciona la fecha concreta (como ya os he dicho, os tocará estar probando diferentes fechas)
4. Selecciona la hora (10.00, 12.00, 14.00 o 16.00)
5. Presiona el botón que aparece en la imagen
6. Selecciona el número de entradas (si tenéis 19 años o más, elegid el que ponga 1.000 yenes) y toca el botón naranja.
7. Finalmente la máquina os imprimirá un recibo. Llevad ese recibo al cajero de LAWSON, como si fuese un artículo más de la tienda, y pagadlo allí.
Es posible que, al acabar el último paso, os salga un cartel con una cruz naranja, lo que significa que esa fecha y hora estará agotada. Os tocará estar buscando en todas las horas de todos los días hasta que suene la flauta. Es posible que, si vais en viajes cortos de una semana, no podáis ver el museo. En nuestro caso conseguimos fecha, tras probar con todos los días posibles y horas, el Día 13. Obviamente eso va en función de la suerte que tengáis, la temporada en la que viajéis, etc, pero para que os vayáis haciendo a la idea. Si os liáis, preguntad al dependiente y os ayudará sin problemas.
Máquina Loppi
KABUKICHO Y EL CENTRO DE SHINJUKU
Tras habernos pasado por un edificio cerca del LAWSON de Shinjuku con tiendas de ropa gótica, lolita y de Vivienne Westwood (con diseños que aparecen en la serie de Nana, hay varias tiendas de esta diseñadora por Tokio), cruzamos a la zona este de Shinjuku para ver Kabukicho, el barrio rojo. En esta zona podréis ver cines, karaoke, pachinko, locales de alterne... Por lo visto es aquí (aunque no recuerdo haber visto ninguno) donde hay locales con hosts y hostess, anfitriones de ambos sexos que dan conversación a sus clientes, beben con ellos y al final de la noche se llevan un porcentaje de las bebidas que se hayan pedido. Al contrario de lo que a veces se cree, los hosts (y hostess) no se prostituyen ni se desnudan, sólo dan conversación al cliente. Para fines sexuales están los locales puramente de alterne. En cualquier caso, la mayoría de los locales de este barrio están bajo control de los yakuza, la mafia japonesa, pero no es peligroso caminar por sus calles. Nosotros al menos estuvimos bastantes veces paseando por Kabukicho y jamás tuvimos ningún problema.
Una de las entradas a Kabukicho
Para llegar a Kabukicho, uno de los accesos más sencillos es pasar el arco que veis en la foto superior. Kabukicho está hacia el fondo, mientras que la calle desde la que se accede es Yasukuni Dori (o "calle Yasukuni"), uno de los centros neurálgicos de Tokio. No os exagero si os digo que esta es una de las áreas más recomendables para ver de toda la capital nipona, pues podréis ver la cultura japonesa en estado puro: edificios altos llenos de grandes carteles coloridos, muchísimas zonas de entretenimiento, cafeterías, restaurantes, cibercafés o un gran Don Quijote, una de las cadenas más importantes de Tokio para comprar artículos de todo tipo (comida, ropa, electrónica, disfraces, artículos sexuales, muebles, juguetes, mochilas...). Tremendamente caótica, siempre a rebosar de gente y con pasillos muy estrechos y llenos de artículos. Advertencia: a saber por qué razón, las lentillas de colores sólo se las dejan comprar a japoneses.
En la parte baja podéis ver el arco rojo que sirve de acceso a Kabukicho
Servidor con la calle Yasukuni de fondo. ¿Veis en la acera de la izquierda un edificio
con un cartel donde aparece un pingüino azul? Esa es la mascota del Don Quijote
Y si Yasukuni Dori ya es una calle bonita de día, imaginaos de noche, cuando todos los comercios de la calle pugnan por tener el cartel de neón que más destaque. Ahora pensad que cada edificio de esta calle tiene unas 7-8 plantas, cada planta con su comercio y cada comercio con su respectivo cartel luminoso. ¿El resultado? Verdaderamente fascinante. Eso me hizo pensar en el porqué de que Madrid, incluso teniendo también en el centro de la ciudad edificios de varias plantas con diferentes comercios en todas ellas, no tenga paralelo con las luces de Tokio, y es muy posible que se deba a que Madrid esté más concienciado con la contaminación lumínica. El último día, en el que volvimos a las Torres del Gobierno para ver las alturas de Tokio de noche, pudimos ver cómo había tantísima sobrecarga de luces en Tokio que podía verse una línea de luz que recorría todo el horizonte, debido a esta increíble contaminación lumínica. De esta manera, Tokio por la noche es increíblemente bonito (especialmente barrios como Shinjuku o Akihabara), pero cabe reflexionar a qué precio. Siento que la cámara no pueda captar la belleza de Tokio de noche.
Ya comenzaba a caer la luz en Yasukuni Dori y a encenderse las luces

Esto no es Yasukuni Dori sino la misma calle cerca de la estación de Shinjuku donde estaba la oficina de Sakura House y el LAWSON.

DE TEMPLOS POR SHINJUKU
Lo que más me llamó la atención de este barrio, es que a sólo una calle de la ruidosa y luminosa Yasukuni Dori, encontramos un conjunto de altares, sumidos en total calma, destacando el Altar de Hanazono, fundado en el s. XVII.
Entrada al conjunto de altares
Cómo llegar desde Yasukuni Dori
Aparte del altar principal o de Hanazono, están también el altar de Geino-Asama y el de Seitoku-Inari. En el de Hanazono, el principal, pudimos ver a un oficiante realizando una ceremonia, y en el de Seitoku-Inari dos estatuas de kitsune ("zorros") de piedra, guardando la entrada, y un falo de madera de gran tamaño, debido a que Inari es la deidad sintoísta de la fertilidad.
Altar principal
Uno de los kitsune de entrada al altar de Seitoku-Inari
El falo del altar de Seitoku-Inari
TOMANDO ALGO CON GATOS
Uno de los pasatiempos más comunes entre los japoneses es ir a los llamados Neko Café, cafeterías donde puedes tomarte algo rodeado de gatos. Tan simple como parece. Concretamente el de Shinjuku en el que estuvimos se llama Calico. Al igual que en el Maid Café, cobran una estancia de 1.000 yenes por persona y hora (recordad que los japoneses nunca avisan cuando pasa el tiempo, sois vosotros los que debéis decir que os cobren cuando haya pasado el tiempo que queráis), pero aquí podéis elegir no tomar nada. A partir de vuestra primera estancia, os regalarán una consumición en vuestra siguiente estancia.
Podéis pasar un rato agradable jugando con gatos, acariciándoles y dándoles de comer mientras charláis, tomáis algo o leéis alguno de los mangas que tienen disponible en su librería. Eso sí, para entrar hay que seguir ciertas normas con el fin de asegurar el bien y la falta de estrés en los gatos, como lavarse las manos con desinfectante antes de entrar, no coger a los gatos o hacer las fotos sin flash. Sí, como podréis imaginar aquí los gatos son los reyes del lugar. Están extremadamente bien cuidados, depende de ellos cuando dejarse acariciar...

FUMA EN LOS BARES, NO EN LA CALLE
Y para finalizar el día de hoy, una curiosidad, importante sobre todo para los fumadores: en Tokio existen aún bares y restaurantes donde está permitido fumar. Sin embargo, y he aquí lo realmente curioso, hay calles al aire libre donde no se permite fumar. En estas calles podréis ver baldosas en el suelo donde informan de la prohibición de fumar en la calle. Yasukuni Dori es una de ellas.

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