5/5/14

Kodomo no Hi, el Día de los Niños

Hoy, 5 de mayo, es una importante festividad para los japoneses: el Día de los Niños (Kodomo no Hi). En esta festividad se respeta la personalidad de los niños y se celebra su felicidad. Antiguamente, recibía el nombre de Tango no Sekku (端午の節句), conocido como el Día de los Chicos, mientras que las chicas tenían el Hinamatsuri o Festival de las Muñecas del 3 de marzo, y se celebraba el quinto día de la quinta luna, siguiendo el calendario chino. Sin embargo, a mediados del siglo pasado, el gobierno decidió que en este día se celebraría la felicidad de todos los niños, independientemente de su sexo, y se expresaría gratitud hacia las madres, siendo renombrado como Día de los Niños.

KOINOBORI
Durante este día, las familias japonesas izan las llamadas koinobori, cometas en forma de carpa. Tradicionalmente, los japoneses asocian la carpa con la fuerza, pues estas nadan contra corriente en los ríos, y por ello lo vinculan a los niños, para que crezcan sanos y fuertes. Es algo tremendamente típico, y cuando llega el día, todos los edificios japoneses tienen sus mástiles donde están estas carpas, ondeando con el viento como si estuviesen nadando.

Cada set de koinobori suele incluir una carpa negra que simboliza al padre, otra roja para la madre y, si hay niños, primero uno azul y luego uno verde (de haber más, se añadirían otros de color púrpura o anaranjado).
Incluso existe una famosa canción, que suelen entonar los niños y sus familias:

Más alto que los techos de las casas, están los koinobori 
La carpa más grande es el padre 
Las carpas más pequeñas son los hijos 
Ellas parece que lo pasan bien nadando

KABUTO Y KINTARO
Ejemplo de kabuto
Mochi en forma de kabuto
Además de estas carpas, los niños reciben también un kabuto, el tradicional casco de la milicia japonesa, que simboliza igualmente la fuerza, y un muñeco de Kintarō sobre una carpa. El origen radica en la leyenda de Kintarō ("niño de oro"), un héroe del folclore japonés, del que se dice que de pequeño tenía una fuerza descomunal, capaz de reducir las rocas a migajas y arrancar los árboles de la tierra. En una de las múltiples versiones, Kintarō, que según se cree vivió en la época Heian, siendo su verdadero nombre Sakata no Kintoki, se había criado con una ogra o la bruja Yama-uba en un monte, haciéndose amigo de los animales que había por allí, poniéndose finalmente al servicio del samurái Minamoto no Yorimitsu.
Kintarō peleando contra una carpa gigante
Figuras de Kintarō se suelen regalar para que los niños admiren su fuerza y valentía

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