Cuando en la embajada supieron que habíamos estudiado Historia del Arte, no dudaron en recomendarnos este punto turístico, que yo desconocía. No sé cómo agradecérselo. Nihon Minkaen es una gran opción para disfrutar del aire libre y de la tranquilidad del bosque, en medio del cual han relocalizado una serie de casas, talleres, establos...de todo el Japón tradicional.
Mapa del sitio, extraído de su folleto, que os conviene consultar si lo vais a visitar, porque aquí aparecen días y horas de apertura, maneras de llegar, tarifas y precauciones a tener en cuenta. |
Si vais un domingo, hay exhibiciones mostrando actividades cotidianas de la época: tejer tela, cestería con bambú, teñir ropa con índigo... Todos estos habitáculos pueden visitarse por dentro, para aprender cosas como qué herramientas usaban, a qué dedicaban cada estancia...
Además, el 3 de noviembre realizan el entretenimiento tradicional artístico en un escenario de Kabuki que podréis ver también aquí. Nosotros visitamos el escenario en cuestión, pero no en esa fecha, por lo que en el escenario no había nada. Aún así, era curioso de ver tanto por dentro (pasando agachado, que la entrada es muy baja), como desde fuera en las gradas.
Aproximadamente en el centro del lugar (junto a la puerta Yamashita), podréis ver una casa compuesta de dos pisos, siendo el inferior un restaurante de venta de soba con posibilidad de compra de souvenirs, y el superior una sala de exposición temporal, con trajes, telares y demás fondos destinados a ilustrar cómo era esta sociedad rural. He de decir igualmente que junto a esta casa hay un puestecillo de venta de dango que debéis conocer. El dango es un dulce japonés elaborado con harina de arroz (muy similar al mochi, aunque este es sólo una bola y el dango son tres unidas por un palo, a modo de "brocheta dulce"). Hay muchas variedades de dango, y de hecho en ese puesto tienen unas cuantas, pero el que nosotros probamos fue el mitarashi dango (donde se recubre con un sirope hecho con salsa de soja, azúcar y almidón). Increíblemente delicioso.
Una de las cosas que aprendí allí me pareció muy curiosa, porque personalmente lo desconocía. Ocurrió en este granero.
Al acercarnos, vimos que los postes de madera que sujetaban el granero tenían en la parte superior un recubrimiento de metal, tal y como veréis en esta imagen.
¿Cuál era la razón de esta parte metálica? ¿Más resistencia? ¿Un efecto diferente a la madera con los cambios de temperatura? No. Mucho más sencillo. Los japoneses cuando hicieron el granero, se dieron cuenta de que, si bien algunos animales no podían llegar a él por estar demasiado alto, había otros que sí: las ratas. Estas podían trepar sin problema agarrándose a la madera de los postes y terminar subiendo. Poniendo esta parte metálica en la parte superior, los aldeanos japoneses consiguieron que las ratas resbalaran al llegar aquí y jamás alcanzasen la comida. ¿Curioso, verdad?
Aunque posiblemente lo que más me llamó la atención de algunas de estas estancias era la familiaridad de aquellos que estaban dentro. Por ejemplo, al entrar dentro de una, vimos que estaban haciendo una pequeña hoguera para calentarse, a la que nos invitaron a acercarnos. Y en otra de las casas incluso había un cuentacuentos rodeado de mucha gente.
Como se me pasó por completo echarle una foto al dango, os dejo una sacada de Wikipedia. |
Al acercarnos, vimos que los postes de madera que sujetaban el granero tenían en la parte superior un recubrimiento de metal, tal y como veréis en esta imagen.
¿Cuál era la razón de esta parte metálica? ¿Más resistencia? ¿Un efecto diferente a la madera con los cambios de temperatura? No. Mucho más sencillo. Los japoneses cuando hicieron el granero, se dieron cuenta de que, si bien algunos animales no podían llegar a él por estar demasiado alto, había otros que sí: las ratas. Estas podían trepar sin problema agarrándose a la madera de los postes y terminar subiendo. Poniendo esta parte metálica en la parte superior, los aldeanos japoneses consiguieron que las ratas resbalaran al llegar aquí y jamás alcanzasen la comida. ¿Curioso, verdad?
Aunque posiblemente lo que más me llamó la atención de algunas de estas estancias era la familiaridad de aquellos que estaban dentro. Por ejemplo, al entrar dentro de una, vimos que estaban haciendo una pequeña hoguera para calentarse, a la que nos invitaron a acercarnos. Y en otra de las casas incluso había un cuentacuentos rodeado de mucha gente.
CÓMO LLEGAR
La estación más cercana es Mukogaoka-yuen, perteneciente a la línea de trenes Odakyu Odawara. Está situada en Kawasaki, en la misma prefectura que Kamakura (Kanagawa). Para llegar allí, podéis coger esta línea desde Shinjuku en dirección a Odawara. El viaje nos costó 240 yenes, y tarda unos 20 minutos. En función de la línea que cojáis (y de si esta es express o no) habrá más paradas o menos entre ambas. Os dejo aquí un plano de las diferentes líneas Odakyu desde Shinjuku a Odawara.
Os he marcado con dos recuadros rojos las estaciones de Shinjuku y Mukogaoka-yuen, para que cueste menos encontrarlas. Como podréis ver, hay trenes que paran en todas las estaciones (el omnibus de la línea morada) y otros que sólo paran en ciertas estaciones, llegando antes. El más rápido es el Romance Car, un tren que comunica ambas estaciones sin ninguna parada intermedia. Sin embargo, tengo entendido que es más caro. En cualquier caso, ya depende de vosotros el tren que cojáis y las estaciones en las que paréis.
Una vez en la estación, es muy fácil llegar. Coged la salida Sur, con la que saldréis a una gran calle. Continuad por esta calle todo el rato (unos 15 minutos a pie) hasta llegar. Ocasionalmente podréis ver por el camino carteles indicando dónde está Nihon Minkaen o Ikuta Park (cualquiera nos vale para llegar). Igualmente os recomiendo consultar siempre su página web para informaros de lo que deseéis.
Os he marcado en azul oscuro la salida Sur, así como el itinerario a seguir (si vais por la calle grande que hay nada más salir, no os perderéis) |
La entrada cuesta 500 yenes (300 para universitarios) y merece mucho la pena para acercarse al Japón más tradicional, a sólo 20 minutos del bullicio de gran ciudad de Tokio.
Como siempre, os recuerdo que aquí sólo cuelgo algunas de las fotos para ilustrar la crónica del viaje, pero que estas y muchas más las podéis encontrar en el Flickr de Nihongadas.
Sin más, me despido, y aconsejo a quien siga estas crónicas que permanezca atento, dado que a partir de la próxima crónica comenzaremos con las excursiones largas fuera de Tokio. Nihon Minkaen y Kamakura al fin y al cabo están a unos 20-30 minutos de Tokio, pero los destinos que veremos próximamente requieren de varias horas de viaje, así como de la utilización del famoso shinkansen. Si quieres saber más, permanece atento. ¡Hasta la próxima!
Como siempre, os recuerdo que aquí sólo cuelgo algunas de las fotos para ilustrar la crónica del viaje, pero que estas y muchas más las podéis encontrar en el Flickr de Nihongadas.
Sin más, me despido, y aconsejo a quien siga estas crónicas que permanezca atento, dado que a partir de la próxima crónica comenzaremos con las excursiones largas fuera de Tokio. Nihon Minkaen y Kamakura al fin y al cabo están a unos 20-30 minutos de Tokio, pero los destinos que veremos próximamente requieren de varias horas de viaje, así como de la utilización del famoso shinkansen. Si quieres saber más, permanece atento. ¡Hasta la próxima!
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